Conozca a Robert Boyd

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Como se ve en el Tried & True Número de otoño de 2024

Cuando Robert Boyd entró por primera vez en la planta de Francesville de Fratco, se adentraba en un mundo totalmente nuevo para él. Tras pasar años en el sector de las semillas de maíz, Robert no era ajeno al trabajo duro, pero los retos de un puesto de supervisor de patio en la industria de los tubos eran una prueba diferente. Se enfrentó a este nuevo entorno con una mentalidad abierta y la firme determinación de contribuir de forma significativa a su equipo. Su voluntad de asumir este reto y crecer en un nuevo sector ha sido un factor clave de su éxito en Fratco.

Como Supervisor de Patio, Robert se encontró rápidamente en el centro de la acción, dirigiendo un equipo de trabajadores jóvenes y entusiastas que compartían su afán de excelencia. Lo que más destaca Robert no es sólo el trabajo en sí, sino el espíritu que su equipo -y Fratco en su conjunto- aporta a cada tarea. "Siempre intentan hacerlo mejor", dice con una sonrisa. Es esta energía colectiva y el objetivo compartido de mejora constante lo que hace del astillero algo más que un lugar de trabajo: es un espacio donde las ideas cobran vida y donde cada día surge una nueva oportunidad de abordar los problemas de forma creativa.

Uno de los momentos más memorables de Robert se produjo al principio de su estancia en Fratco, durante un encuentro fortuito con Chris Overmyer. Robert recuerda aquel día vívidamente, explicando que aún era nuevo y estaba nervioso. "Chris y yo estábamos hablando y, en aquel momento, ni siquiera sabía que era el Director General. Pensaba que teníamos aquí a un tipo normal. Así que no te da ninguna indicación de quién es; no emite ninguna vibración de ese tipo. Hablo con él como si fuera un cliente cualquiera que entra".

Mientras continuaban su conversación, la impresión inicial de Robert no cambió. "Así que salimos y él está mirando unas tuberías, yo intento explicárselas y él hace todo tipo de preguntas. Entonces salimos y me habló de algunas mejoras que creía que podíamos ver y yo me dije, vale, un poco diferente viniendo de un cliente".

Robert no supo hasta más tarde con quién había estado hablando. No me dijo quién era hasta que volví y entró en la oficina y Jason, el jefe de proyecto, me dijo: "¿Qué tal la visita? Y yo le dije: '¿Qué quieres decir?". Él respondió: "Es Chris Overmyer". Y yo le dije: 'No... ¡qué tío más majo!". El momento fue humillante, pero también reforzó la creencia de Robert en el tipo de liderazgo que encarna Chris: un liderazgo accesible, con los pies en la tierra y profundamente implicado en las personas que forman la empresa. Aunque avergonzado en aquel momento, nos dijo: "En mi anterior puesto, la alta dirección ni siquiera sabía mi nombre". 

Robert habla con orgullo del ambiente que se respira en el astillero, donde los compañeros se sienten como en familia y todo el mundo está deseando venir a trabajar cada día. Se apresuró a señalar el impacto que cada pequeña decisión tiene a largo plazo en otras partes de la industria, y cómo eso influye en la función diaria de su equipo. Nos explicó que "incluso el más pequeño error o imperfección puede acabar costando a alguien millones de dólares a largo plazo por cosas como la pérdida de cosechas o las inundaciones". Es esta perspectiva la que motiva a Robert a poner un gran énfasis en hacer el trabajo bien y a la primera.

Desde el primer día, Robert ha aportado un espíritu de trabajo duro y un compromiso con la excelencia que ha dejado un impacto duradero en su equipo y en todo el astillero de Francesville. La capacidad de Robert para superar los retos e inspirar a quienes le rodean le ha convertido en una figura importante en las operaciones diarias, donde su influencia se deja sentir en cada tarea y proyecto. En el entorno vertiginoso y cambiante del astillero Francesville, Robert no sólo ha encontrado su sitio, sino que ha marcado el ritmo.